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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Hollywood y Malasaña


Hollywood y Malasaña tienen, al menos, un factor común: Paco Delgado, diseñador de vestuario habitual de Almodóvar cuya "puesta de largo" en Estados Unidos llega con "Los miserables", y dueño junto a su socio Bernardo Corachán de una pequeña tienda de ropa y "objetos perdidos" en el barrio madrileño.

Capaz de abarcar la amplia gama que va desde los uniformes del ejército decimonónico francés a los desarrapados que dieron título a la célebre novela de Víctor Hugo, Delgado ha deslumbrado al mismísimo Hollywood con su trabajo para la nueva película del oscarizado director de "El discurso del rey", Tom Hooper.

"En el fondo todo es igual. El cine es prácticamente lo mismo en cualquier sitio. Tiene los mismos problemas, se encuentra con las mismas dificultades y tiene las mismas satisfacciones. Aunque, eso sí, esta película fue un bombón increíble. No me quito mérito", explica a Efe Delgado, quien viste a Hugh Jackman, Anne Hathaway, Russel Crowe y Sacha Baron Cohen en su último trabajo.

No es de extrañar que este hombre fascinado por los colores naciera en medio del radical cromatismo de la isla canaria de Lanzarote, donde las hierbas verdes germinan sobre la tierra negra del volcán y las arcillas rojas desembocan en una playa de arena blanca.

"El color es una cosa superimportante. Por la mañana tú mismo te vistes de una manera diferente o no dependiendo de tu estado de ánimo o con el tipo de mundo al que te vas a enfrentar. Hay una intencionalidad en la forma y el color en la vida cotidiana, imagínate para contar una historia", explica un diseñador que compartió créditos con Jean Paul Gaultier en "La piel que habito".

Para "Los miserables", que se estrena el 25 de diciembre en las pantallas españolas y parte como una de las favoritas para los próximos premios Óscar, Delgado bebió tanto de la poderosa capacidad descriptiva de Víctor Hugo como del mundo de fantasía de la tradición del teatro musical, así como de pintores como Goya, Delacroix, Ingres o Jean-Louis David.

"El reto era encontrar el balance entre el realismo de la historia tremenda, de miseria y pobreza, y también tener que pensar que es un musical, que hay una estilización de la realidad, porque nadie va cantando por la calle".

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